MENSTRUACION SAGRADA
- Elizabeth Cer
- 26 nov 2020
- 2 Min. de lectura
Finalmente, la fase menstrual es, para esta autora, un momento de “luto” en el que la mujer puede sentirse triste y más cansada, ya que su cuerpo se está purificando. “Son días para relajarse, comer cosas muy nutritivas, descansar, mimarse, hacer menos vida social, porque la energía disponible es muy tranquila… También es un período en el que la mujer está más conectada con su espiritualidad. Es capaz de observar su vida y definir cuáles son sus sueños y qué otros aspectos de su entorno ya no desea alimentar. No es un tiempo productivo, sino de sentirse”.
Sentir y pensar. Unir el sentimiento con el pensamiento y dejar de vivir disociadas es, según Arianna Bonato, la clave para que las cosas empiecen a cambiar para las mujeres. Para esta experimentada ginecóloga, el silencio generalizado acerca de los distintos aspectos del ciclo femenino puede deberse a distintas razones: “Pensar en los ciclos implica pensar en la muerte. La naturaleza es la maestra de lo cíclico. Al pasar por las distintas estaciones observamos que siempre hay un inicio y un desarrollo, una decadencia y un final. De alguna manera, pensar en lo cíclico, que es lo que probablemente hacían nuestros ancestros, implica tener mucho más integrado el concepto, el sentimiento y la realidad del fin de las cosas, de las relaciones, de la vida misma. Y el fin siempre nos desagrada, en primer lugar porque suele venir acompañado de sentimientos y síntomas físicos poco amables que de alguna manera nos obligan a soltar cosas y así poder entrar en una nueva fase. También porque el punto de vista occidental en general se resiste a esto: queremos estar todo el tiempo en la luz, en la primavera y en el verano de las cosas”.
Para Bonato, el poder que encierra la menstruación es que es la evidencia de que las mujeres podemos transmitir vida. “Hoy en día se habla mucho de la idea del empoderamiento femenino”, explica, “y puede que la cultura nos haya hecho perder el contacto con nuestro poder personal, pero la sangre, la menstruación, es un recordatorio periódico de que no tenemos que hacer nada para recuperarlo, porque lo cierto es que sigue estando ahí dentro. Nadie nos lo tiene que devolver, solo nosotras podemos retomar el hilo de ese poder”.
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